martes, 15 de diciembre de 2009
Piercing y Tatuajes



Riesgos para la salud
En cualquier negocio de una galería comercial, por veinte pesos, chicos y chicas pueden colocarse una argolla en el ombligo o un aro en la lengua, y por algo más de dinero grabarse para siempre la paloma de la paz o la cara de Maradona en un brazo.
Una marca que no puede borrarse y que entraña riesgos que suelen no tenerse en cuenta.
En el caso de los piercing puede producirse una reacción alérgica al material por ser metales derivados del níquel y no metales pesados, como el titanio o el niobio. También puede originarse una infección por bacterias que genera el rechazo del dije colocado. En ambos casos es menester retirar el piercing para tratar la lesión.
Las personas con acné deben evitar esta práctica y, en todos los casos, es imprescindible mantener una higiene adecuada en la zona.
Con relación a los tatuajes, los riesgos son aún mayores. A las alergias e infecciones se suma el peligro de la transmisión de enfermedades por el uso de materiales dudosamente estériles.
Suele suceder que se produzcan migraciones, es decir, la dispersión de los pigmentos utilizados, en muchos casos por defectos en la técnica del tatuador.
Es importante tener en cuenta –y en general ni los chicos usuarios ni los supuestos técnicos lo saben– que existe una legislación vigente al respecto.
De acuerdo con ella, los pigmentos para micropigmentación deben cumplir con los siguientes requisitos:
• En el etiquetado debe ir especificada la composición, que debe ser conocida, el lote, la fecha de caducidad, la empresa y el fabricante.
• Propiedades químicas:
- no ser tóxicos;
- no provocar irritación de los tejidos;
- estériles de origen;
- constituidos por ingredientes inertes (óxido de hierro);
- no cambiar su densidad;
- partículas de tamaño superior a 6 micras para que los macrófagos tengan más dificultad al ingerirlas y permanezcan más tiempo en la zona tratada;
- poca solubilidad (mayor estabilidad).
Es necesario hacer pruebas de sensibilidad a los colorantes con un alergólogo antes de hacerse un tatuaje. También hay que verificar que el material a utilizar sea descartable.
Existe una norma por la cual, para realizarse un piercing o un tatuaje, el cliente debe llenar un formulario donde quede registrado si tiene diabetes, si él o algún miembro de su familia tiene hemofilia, si es alérgico, si ha tenido episodios de epilepsia o si toma medicación anticoagulante.
El que se va a colocar un piercing o hacerse un tatuaje debe asentar su consentimiento por escrito, y, en el caso de que fuera un menor de edad, deberá firmar un adulto responsable.
En general nada de todo lo aquí dicho se respeta o se tiene en cuenta, lo que demuestra que los chicos tienen un dios aparte. Pero es importante que los padres conozcan estos datos para evitar riesgos innecesarios.

