
Caza deportiva en la Argentina
El territorio argentino se caracteriza por su belleza natural y sus escenarios agrestes aptos para la caza.
Su fauna es una de las más ricas del mundo por la cantidad y variedad de especies. Por la extensión del país, esta se diversifica de acuerdo a su hábitat específico, encontrando variedades autóctonas y exóticas.
Especies como el ciervo colorado y el jabalí fueron introducidas a principios del siglo XIX por pioneros como Pedro Luro y Aarón de Anchorena, estancieros aficionados a la caza deportiva y ávidos expedicionarios. Ellos incorporaron esta fauna a sus campos en Argentina, que luego se fue dispersando por el resto del territorio.
No obstante, la riqueza faunística de la Argentina está protegida por leyes y reglamentaciones, especialmente aquella fauna que es autóctona. Por lo tanto es condición indispensable, respetar esas normas para poder cazar en territorio argentino.
La caza fue el primer oficio del hombre, representó siempre una demostración de valor, habilidad y nobleza. Cazar no es matar. La persecución y el acercamiento final a una presa exigen un gran esfuerzo físico y mental.
Es necesario leer correctamente el terreno, obtener datos sobre las costumbres de los animales buscados, acechar, buscar la mejor posición de tiro, apuntar y dar en el blanco.
Se necesitan conocimientos, paciencia y puntería. Por eso esta actividad sólo tiene valor cuando se respetan las leyes de la Naturaleza.
No es la cantidad lo que debe halagar al cazador, sino el desafío de una larga y extenuante caminata, la tensión de la espera, o el estudiado plan para un resultado final. Esto significa cazar con integridad, calidad y por sobre todo, respeto.
La Argentina, por su posición geográfica tiene un clima que le permite al cazador, organizar programas de caza mayor y caza menor, todo el año en distintas provincias.
Excursiones de caza:
Los sistemas de caza varían según el tipo de cacería y área. Las excursiones pueden realizarse caminando con perros - Un capítulo aparte merece el perro Dogo Argentino, raza inseparablemente ligada a la caza mayor en Argentina- a caballo, en recorridos diurnos o nocturnos y en vehículos 4x4. Las estrategias también varían, ya sea en medios todo terreno o acuáticos, apostados al acecho en aguadas y cebaderos.
Las temperaturas en el campo son muy frescas en la madrugada, y van aumentando en el transcurso de el día.
Los destinos más frecuentes para la caza mayor son La Pampa (llanura, bosques y espinal), San Carlos de Bariloche, San Martín de los Andes (bosques patagónicos y montaña), con variedades de ciervos, jabalíes, cabras salvajes y pumas; la zona del Chaco (monte espinoso y selva) que comprende varias provincias del Norte argentino donde muchos cazadores sintieron el acoso de grandes piaras de Pecaries, y donde también abundan la corzuela parda y el puma.
Para la caza menor, algunos lugares de la provincia de Buenos Aires, Entre Ríos, Córdoba son los más usuales, por ser zonas con serranías o campos sembrados, y abundantes espejos de agua, reúnen las condiciones necesarias para la reproducción de aves.